Una radiografía de la tentación

Una radiografía de la tentación

La vida del creyente está plagada de tentaciones. Nuestra carne, el mundo y el diablo conspiran constantemente para hacernos caer.

Una situación apretada en la que la mentira se presenta como una opción razonable de escape. Un momento de ira que nos incita a actuar desordenadamente. Las tentaciones se presentan de innumerables maneras, ofreciendonos placer, comodidad, y libertad.

"Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos…” Gn 3:6a

Justo como Eva veía el fruto del árbol, de la misma manera se presenta la tentación. Sin embargo, justo como el comer de árbol significaba un acto de rebelión cósmica, un acto de menosprecio y traición a Dios, de la misma manera, cada vez que cedemos a la tentación repercuten las mísmas implicaciones. La apariencia agradable de la tentación esconde su fruto envenedado y podrido por dentro.

¿Qué pasaría si nuestros ojos vieran más allá de la apariencia apetecible del fruto prohibido?

“El que persiste en la justicia alcanzará la vida, Y el que va en pos del mal, su propia muerte” Pr 11:19

Muerte. Esta es la realidad que refleja la radiografía de la tentación. El diagnóstico del pecado. La realidad espiritual que no podemos ver detrás de la realidad física en que se presenta la tentación.

Si pudieramos ver más allá de la carnada y notar la putrefacción, el veneno y la contaminación del pecado que nos ofrece la tentación, entonces sería menos apetecible para nosotros. Sin embargo, por nuestros propios medios estamos ciegos a esa realidad.

Pero entonces, ¿Cómo puedo ver la verdadera naturaleza de la tentación? ¿Cómo puedo abrir los ojos para ver claramente esta realidad?

“Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos.” Sal 19:8

“La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que las espadas de dos filos, pues penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” He 4:12

Su Palabra es poderosa para abrir nuestros ojos. La Tercera Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, utiliza las palabras contenidas en la Biblia para remover nuestra ceguera espiritual y hacernos discernir la maldad del pecado y la bondad de Dios. La mentira del diablo y la verdad del Señor. El mal y la justicia.

Sólo por medio de una continua búsqueda de Dios a través de la oración y el estudio de Su Palabra, podemos ser capacitados para hacer una radiografía de la tentación y rechazarla por lo que verdaderamente es: el camino putrefacto a la muerte más terrible.